EL ESTRES LA ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI FACTORES DE RIESGO Y MANEJO PREVENTIVO CON TERAPIAS ALTERNATIVAS
El estrés se relaciona con las respuestas fisiológicas y psicológicas de un individuo ante los estímulos y demandas de su entorno social.
Aunque solemos asociar el concepto con el malestar, en una primera instancia el estrés se relaciona con los procesos de adaptación a las demandas del entorno. En una segunda instancia, cuando la persona es incapaz de dar respuesta a esas exigencias, estamos ante la definición habitual del estrés: un estado de fatiga física y psicológica provocada por exceso de trabajo, desórdenes emocionales o cuadros de ansiedad.
Las causas por las que una persona puede desarrollar estrés son
diversas. Aunque ciertos sucesos vitales que afectan a la familia o el
entorno social en que uno vive puede ser causa del estrés, sin duda el
factor más habitual es la presión en el ámbito laboral. Esta situación
generalmente está provocada por unas condiciones de trabajo y formas de
organización que responden más a procesos tecnológicos y criterios
productivos que a las capacidades, necesidades y expectativas del
individuo.
Aún así, es bastante habitual que un mismo entorno laboral genere distintas respuestas en los individuos. Esto indica claramente que los factores externos son tan sólo un elemento (en ocasiones determinante, en otras secundario) en el desarrollo del estrés en una persona. Más bien, su desarrollo está condicionado por la capacidad de cada uno para hacer frente a situaciones estresantes, en las que tienen especial importancia sus características particulares, como la personalidad, las estrategias que adopta y el apoyo social con el que cuenta.
Aún así, es bastante habitual que un mismo entorno laboral genere distintas respuestas en los individuos. Esto indica claramente que los factores externos son tan sólo un elemento (en ocasiones determinante, en otras secundario) en el desarrollo del estrés en una persona. Más bien, su desarrollo está condicionado por la capacidad de cada uno para hacer frente a situaciones estresantes, en las que tienen especial importancia sus características particulares, como la personalidad, las estrategias que adopta y el apoyo social con el que cuenta.
De la misma manera que no hay una única respuesta ante
situaciones estresantes, tampoco las consecuencias son siempre las
mismas, aunque hay una serie de enfermedades y trastornos físicos y
psicológicos que suelen afectar a las personas que padecen el estrés.
En el plano fisiológico, puede provocar trastornos cardiovasculares (hipertensión arterial, taquicardias o enfermedad coronaria); respiratorios (asma bronquial o hiperventilación); gastrointestinales (úlcera péptica, colitis ulcerosa y estreñimiento); dermatológicos (sudoración excesiva y dermatitis), musculares (tics, temblores, contracturas) y sexuales (impotencia, eyaculación precoz, coito doloroso y alteraciones del deseo).
En el plano psicológico, se pueden observar alteraciones como miedos, fobias, depresión, trastornos de la personalidad, conductas obsesivas y compulsivas, y alteraciones del sueño. Todas estas alteraciones pueden estar acompañadas por trastornos cognitivos, como incapacidad para la toma de decisiones, dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes e irritabilidad.
En el plano fisiológico, puede provocar trastornos cardiovasculares (hipertensión arterial, taquicardias o enfermedad coronaria); respiratorios (asma bronquial o hiperventilación); gastrointestinales (úlcera péptica, colitis ulcerosa y estreñimiento); dermatológicos (sudoración excesiva y dermatitis), musculares (tics, temblores, contracturas) y sexuales (impotencia, eyaculación precoz, coito doloroso y alteraciones del deseo).
En el plano psicológico, se pueden observar alteraciones como miedos, fobias, depresión, trastornos de la personalidad, conductas obsesivas y compulsivas, y alteraciones del sueño. Todas estas alteraciones pueden estar acompañadas por trastornos cognitivos, como incapacidad para la toma de decisiones, dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes e irritabilidad.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo
(Ministerio de Trabajo e Inmigración) propone una serie de
intervenciones sobre el individuo para darle herramientas que le
permitan afrontar el estrés.
- Pensar siempre en positivo. Es imprescindible aprender a valorar los recursos con que cada uno cuenta para afrontar situaciones estresantes, así como darle a las cosas su verdadero valor sin caer en interpretaciones distorsionadas y dramáticas de la realidad.
- Controlar las reacciones de nuestro organismo ante situaciones estresantes. Para ello existen técnicas de relajación física y mental (que hacen hincapié en la relación entre una mente sana y un cuerpo sano) y de control de la respiración (que nos enseñan a tener una adecuada oxigenación en una situación de estrés).
- La autoestima, bien alta. Estas técnicas buscan desarrollar la capacidad para manifestar sentimientos, deseos y necesidades con claridad, y a la vez aprender habilidades sociales para aumentar la seguridad personal en el manejo de situaciones.
- Bien rodeado siempre es mejor. Es muy importante tener el apoyo de familiares, amigos y compañeros, porque facilitan su integración y adaptación y son un respaldo constante para la persona.
- Desarrollar un estilo de vida sano y activo. Mantener un buen estado físico y adoptar hábitos alimentarios saludables también ayudan a prevenir el estrés.
Es cierto que el estrés pone a nuestro organismo en una
situación de indefensión y vulnerabilidad. Pero también puede
interpretarse que estos trastornos actúan a modo de fusible, haciéndonos
una llamada de atención sobre la necesidad de cambiar algo en nuestras
vidas.
Como el estrés es una patología producida por una mala adaptación al entorno social, es evidente que es mucho lo que podemos hacer para modificar esa situación y readaptarnos en unas condiciones saludables. Aunque en algunos casos puede ser necesario un tratamiento que incluya la prescripción de tranquilizantes y ansiolíticos por parte del profesional médico, la realidad es que gran parte de las soluciones las podemos encontrar aprendiendo a controlar nuestra ansiedad y valorando los recursos que tenemos para afrontar los desafíos que se nos plantean a cada momento.
Como el estrés es una patología producida por una mala adaptación al entorno social, es evidente que es mucho lo que podemos hacer para modificar esa situación y readaptarnos en unas condiciones saludables. Aunque en algunos casos puede ser necesario un tratamiento que incluya la prescripción de tranquilizantes y ansiolíticos por parte del profesional médico, la realidad es que gran parte de las soluciones las podemos encontrar aprendiendo a controlar nuestra ansiedad y valorando los recursos que tenemos para afrontar los desafíos que se nos plantean a cada momento.
El estrés es un una demanda excesiva que se expresa de manera corporal, espiritual o de pensamiento sobre un individuo, con el cual se presentan signos y síntomas como disminución del rendimiento, sensaciones de ansiedad, el sistema cardiovascular trabaja de forma acelerada, no se puede tener un descanso reparador, el comportamiento se ve alterado de múltiples formas, entre otros.
La persona que sufre de estrés constante puede desencadenar riesgos de salud importantes (riesgos de infartos, depresiones, desmayos, etc.), es por ello que es de suma importancia acabar con el de manera rápida y eficaz.
Entre las diversas formas de terminar con él podemos recurrir a terapias con las cuales se contrarrestaran toda la serie de sintomatología (es importante señalar que es fundamental hallar las causas de estrés que desemboquen los estados de stress y terminar con ellas).
Meditación: es aquí donde se practican los estados de conciencia focalizados hacia el bienestar del cuerpo, mente y espíritu, hacia objetos específicos, la naturaleza, etc. con la finalidad de tener autocontrol.
Respiración: a través de una respiración profunda y bien especializada, se pretende llevar oxigeno adicional al cuerpo, de esta manera se crea una sensación relajante a nivel muscular y mental.
Musicoterapia: Al dirigir la concentración a notas musicales ordenadas de manera armoniosa proveemos a la mente de una sensación de bienestar ya que es sonidos son captados de forma equilibrada y son estímulos benéficos al organismo.
Risoterapia: con esta técnica se producen efectos de gran beneficio, con los cuales podemos dirigir la atención hacia emociones agradables como el humor y la risa.
Alimentación: Conviene evitar alimentos que alteren el estado emocional como alimentos procesados, con un gran contenido de grasas, café, alcohol entre otros.
Comentarios
Publicar un comentario