El
ozono medicinal se incluye en un flujo de oxígeno puro en una
concentración muy pequeña (99,9 partes de oxígeno por 0,05 partes de
ozono cuando es para uso interno). Hay una dosis óptima, que es la que
consigue la máxima efectividad.
Hay diferentes formas de llevar el oxígeno activado al lugar necesario. Las más usuales son las siguientes:
- Aplicación directa en la piel por medio de una bolsa de plástico: gangrenas y quemaduras.
- Inyección subcutánea (por debajo de la piel): celulitis.
- Inyección intramuscular (en las nalgas): dolores reumáticos.
- Pequeña autohemoterapia: se extrae al paciente una pequeña cantidad de sangre -normalmente unos 10cc-, se ozonifica y se vuelve a inyectar inmediatamente vía intramuscular. Así se consigue una especie de auto-vacuna que proviene de las propias células. Es muy utilizada en los casos de cáncer.
- Autohemoterapia mayor: Conocida también como "depuración de la sangre". Se extraen de 50 a 150cc. de sangre que, después de ozonificarla, se vuelve a inyectar a la vena. Es la forma de aplicación más común en el caso de enfermedades graves como la artritis, el herpes, el cáncer y las enfermedades cardíacas.
- Inyección endovenosa: (No recomendable) Tiene un efecto más potente que la autohemoterapia mayor, debe ser realizada muy despacio. En la actualidad ésta via sólo se emplea en casos muy selectivos.
- Inyección intraarterial (en la arteria inguinal): en casos de obstrucción del flujo sanguíneo a lo largo de la arteria. Es un método de aplicación poco frecuente.
- Inyección intraarticular (en las articulaciones enfermas directamente)
- Aceite de oliva ozonificado: para aplicar sobre la piel, por ejemplo en los pies de atleta o infecciones vaginales, llagas, gingivitis, hemorroides y fístulas.
- Agua ozonificada: Para lavar heridas y quemaduras. Los dentistas la utilizan como desinfectante. Internamente se usa para tratar trastornos gástricos e intestinales.
- Insuflación del intestino: Es la forma más antigua de administración interna, pues empezó a practicarse por los años treinta. La mucosa intestinal absorbe el ozono y gran parte llega directamente al hígado y le ayuda en su función de desintoxicación. Es la vía de administración en el tratamiento de la colitis ulcerosa y otros trastornos intestinales.
El terapeuta decidirá cuál es la forma de aplicación más adecuada en cada caso.
Hay diferentes formas de llevar el oxígeno activado al lugar necesario. Las más usuales son las siguientes:
- Aplicación directa en la piel por medio de una bolsa de plástico: gangrenas y quemaduras.
- Inyección subcutánea (por debajo de la piel): celulitis.
- Inyección intramuscular (en las nalgas): dolores reumáticos.
- Pequeña autohemoterapia: se extrae al paciente una pequeña cantidad de sangre -normalmente unos 10cc-, se ozonifica y se vuelve a inyectar inmediatamente vía intramuscular. Así se consigue una especie de auto-vacuna que proviene de las propias células. Es muy utilizada en los casos de cáncer.
- Autohemoterapia mayor: Conocida también como "depuración de la sangre". Se extraen de 50 a 150cc. de sangre que, después de ozonificarla, se vuelve a inyectar a la vena. Es la forma de aplicación más común en el caso de enfermedades graves como la artritis, el herpes, el cáncer y las enfermedades cardíacas.
- Inyección endovenosa: (No recomendable) Tiene un efecto más potente que la autohemoterapia mayor, debe ser realizada muy despacio. En la actualidad ésta via sólo se emplea en casos muy selectivos.
- Inyección intraarterial (en la arteria inguinal): en casos de obstrucción del flujo sanguíneo a lo largo de la arteria. Es un método de aplicación poco frecuente.
- Inyección intraarticular (en las articulaciones enfermas directamente)
- Aceite de oliva ozonificado: para aplicar sobre la piel, por ejemplo en los pies de atleta o infecciones vaginales, llagas, gingivitis, hemorroides y fístulas.
- Agua ozonificada: Para lavar heridas y quemaduras. Los dentistas la utilizan como desinfectante. Internamente se usa para tratar trastornos gástricos e intestinales.
- Insuflación del intestino: Es la forma más antigua de administración interna, pues empezó a practicarse por los años treinta. La mucosa intestinal absorbe el ozono y gran parte llega directamente al hígado y le ayuda en su función de desintoxicación. Es la vía de administración en el tratamiento de la colitis ulcerosa y otros trastornos intestinales.
El terapeuta decidirá cuál es la forma de aplicación más adecuada en cada caso.
El
ozono es demasiado fuerte para el delicado endotelio del pulmón, es por
eso que no puede ser inhalado. Por suerte, el fuerte olor que desprende
avisa mucho antes de que llegue a concentraciones que pudieran ser
perjudiciales.
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